jueves, 2 de julio de 2009

HOTEL MIL ESTRELLAS

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Texto: José Calderón
Fotos: Eric Dañino (A excepción de la de los dos caminones en la oscuridad tomada por José Calderón)


No todos los días uno encuentra un hotel mil estrellas. Eso es normal al viajar sobre la tolva de un camión que transporta gasolina sobre los Andes amazónicos. Nunca antes había visto tantas estrellas. La gente que "durmió" esa noche sobre el incómodo transporte no estaba acostumbrada a las matras, sleepenes de plumas o esas bolsitas que los japoneses aprisionan con las manos esperando que se calienten. Prefería recostarse sobre frazadas y cartones que compraron en nuestra primera escala de Urcos, Cusco. Naturamente, nosotos hicimos exactamente lo mismo: compramos a un sol cada cartón.
Si es raro viajar sobre el agua, lo es más si mas bien encima de un tanque lleno de gasolina. Sus olas internas golpean el acero que al mismo tiempo es el piso donde la gente se recuesta. El combustible es muy frío. El destino de la gasolina era Madre de Dios, una ciudad en la jungla fronteriza con Brasil y Bolivia. La temperatura bajaba aceleradamente y hasta pensé en que pudimos congelarnos. Pero lo más asombroso fue la extraña sabiduría la de los viajeros frecuentes a quienes debido a la oscuridad no conocíamos sus caras. Ellos sabían que el problema del frío solo se solucionaría haciendo las cosas de manera solidaria, es decir, encuadrando una alfombra de cartones.


A las 4 de la mañana todos estábamos echados en el piso de lata, encajandonos como si fuéramos palos de fósforos. Cada quien había calentado su porción de lata. Imposible que se atrevan a moverse un milímetro o a respirar el aire andino. Todos lo hacían de manera indirecta, embutidos en sus chompas y frazadas.

Petrificados y golpeados, durante el viaje volamos numerosas veces debido a la caída libre que experimentaba la mole de acero cada vez que se topaba con algúna inflexión de la pista. Eric no dejaba a cada momento de mencionar a las madres. Recuerdo que en un momento el cielo se estrelló de sobremanera, sobretodo por que no había luna. El espectáculo era hermoso. Pero más impresionante es comprobar de que manera cuando uno se ve atrapado en una circunstancia complicada trata de invadirse de buenos pensamientos, de expulsar las malas sensaciones como el dolor y la incomodidad. Estas personas lo sabían de sobra y normalmente hacían lo mismo. Sus viajes duraban dos, tres o cinco días. Si había un derrumbe podía estancarlos hasta por dos semanas. Nunca se sabía que podía pasar. Pero sin duda toda exta experiencia aceraba su existencia. ¿Por que demoraba tanto reparar a ruta? Por que Madre de Dios se trata de uno de los lugares más olvidados del Perú y del mundo. La capital de la provincia, Puerto Maldonado, fue colonizada para impedir la expansión de Brasil y Bolivia. De hecho es el departamento menos poblado del Perú y donde se refugiaron algunos guerrilleros de los años 60. Fue allí donde apareció el cadaver de un luchador social: Manuel Heraud. Igualmente, Puerto maldonado es una de las rutas preferidas del Narcotráfico que hace sus envíos a Brasil.


Al amanecer contamos que el frío retrocedía rápidamente. El cambio parecía brusco, y los andes empezaban a hacerse amazónicos chupando los vapores que se elevaban hacia esas cumbres tan altas que se convertían en una muralla montañosa que va desde Colombia, y atraviesa Perú, Bolivia, Cile y Argentina en sus totalidades. Entendí la importancia de los desiertos peruanos y chilenos que se encuentran justamente a orillas del océano pacífico. Entendí que esta muralla natural de más de 6,000 metros de altura, no solo impedía el paso de las nubes amazónicas y atlánticas, sino también, impedia el paso de las enfermedades tropicales a la costa y a la sierra. Comprendó por que los incas, precisamente detrás de esas montañas, en Moray, por ejemplo, inventaron sus centros de adaptación y domesticación de especies vegetales, como el maiz o la papa. No es descabellado afirmar que si los incas eligieron la complicada serranía para expandir sus centros urbanos y científicos fue buscando protección no tanto de las olas del mar y los deshielos que desbocan los ríos, sino de las enfermedades vegetales que podian ocasionar terribles hambrunas y que no podían existir en las alturas -aunque hpy en día por el uso de quñimicos maliciosos eiste la rancha y otros nemátodos que hacen estragos en las papas- !Que habría sido del mundo si es que los incas no interpretaban como lo hicieron que los Ands se trataban de una gran muralla de efecto aislante! Comprendí, igualmente, que los Andes generaban un ecosistema completamente diferente a ambos lados, pues si un flanco era selvático, la Amazonía, el otro, Perú y Chile, eran desérticos con suelos ideales para una agricultura controlada como Israel. Pero mucho más que eso, entendí que nuestras naciones, aisladas por la inmensidad del Pacífico, y por la impenetrabiludad de los Andes, son toda una refrigeradora natural, que en caso de una plaga planetaria, indudablemente serán una de las más importantes reservas alimenticias del planeta. Entonces ya sabemos por que Chile aspira con el Perú en convertirse en "potencia alimentaria". !Todo lo que uno puede comprender desde otra perspectiva!

Al despertar los rostros mostraban las secuelas de una noche abundante en pensamientos de rigor ecuménico y terriblemente real.
Estabamos no solamente golpeados, las miradas mostraban cientos de capilares reventados. Estragos de la mala noche y del polvo del camino. Nos acercábamos a Marcapata.
Dicen que el hombre es un animal de costumbres y solo eso explica que ese señor al despertarse fresco y como si nada nos haya dicho de buen talante ¿Durmieron bien? Eric estaba tan enfadado por ello que no tuvo humor para tomarle la foto.

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